Los bebés y niños necesitan contacto físico para promover el vínculo afectivo, que es el alimento no sólo del alma, sino de nuestro cerebro también. Cuando nos abrazan, nos acarician con cariño y sinceridad, nuestro cerebro segrega  una lluvia de endorfinas y hormonas llevándonos a la relajación; una de esas hormonas es la oxitocina, que es la hormana que se encarga de regular la tristeza y aumenta nuestras defensas naturales. 

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El vínculo con nuestro bebé se puede dar al cargarlo, abrazarlo, besarlo, mecerlo, acariciarlo, cantarle, hablarle, hacer contacto visual, etc. Todas estos actos se pueden dar a nuestro hijo mediante el Masaje Infantil, la Lactancia y el Porteo, los cuales causan respuestas en su cerebro impactando en su desarrollo emocional, social y fisiológico que marcan toda su vida. 

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Cada hijo es único. Cada familia es única. Cada experiencia es única. Por lo tanto, el servicio que te brindo es personalizado, cuentas con mi apoyo y atención para ayudarte en tu camino por la maternidad y así poderla disfrutar al máximo.